miércoles, 12 de marzo de 2008

CUPLÉ DE PENAS (en el Séptimo Infierno)



Este poema fue escrito a cuatro manos por Madame H y Lilith una noche de desenfreno en la Concha del Raval hace ya muchos años. Espero Maga que te haga sonreir...


En la boca del infierno
los bostezos se pagan caros,
Madame H espera en su taburete
ignífugo
la llegada de un Mr Hyde sediento.

“Es la hora de la muerte...
benditos sean los cadáveres de la noche,
es la hora de la muerte...
benditos los que bailan plenilunios
olvidando su orgullo,
es la hora de la muerte...
y ni siquiera tengo nombre”.

Sueno hueca,
a nocturna absenta,
en algún rincón del Edén-Infierno,
me transporto junto
a los cuadros de La Bella Otero
- mi querida Sarita -
y beso, con esa peca
junto al labio, los ojos
slanted del artista de turno.
“¡Es mi triste canción...!”.

Un vino tinto
en el centro de mi taburete,
mis caderas ibéricas
son 24 kilates de música
(inefable son,
sonrío en Calígulas hacia Hécate,
mi conjuro selenita:
“esta noche
romperé mis botas astronautas
en tu espalda y en mil añicos
bullirá el suelo”).

Cuando te conocí
- mi único amor- vestía
lentejuelas. Ahora me despedazo
sobre un son suplicando
(nueva sed) un hombre
que te llegue a las rodillas.

“Maldito calor”,
se nota mi séptimo infierno.
Despliego, diablesa,
mis alas rojas
de cien mil abanicos silvestres
y recompongo
el puzzle - ya soy toda una experta -
de mi rostro banal.
(Dos neuronas tiran más que cuatro tetas...
complejo de Gulliver en Lilliput)

Huelo
serpientes enrolladas
en genitales masculinos:
“Júrame que eres bisexual”.
El fantasma
del hombre falo (mi querido
escultor) circula por la sala:
“Rubia, ¿bailas?”.
“No, sólo a cambio de vida”.

Mi Madame H, metafórica, lánguida,
pasea su mirada omnipresente
por la plebe del paraíso.
Acuarios de curvas,
sudor esperpéntico en viriles sombras...

¡Que le den candela
a la guiri que, torpemente,
restriega su abismo
en la espalda de payasísimo!

¡Que las serpentinas de saliva
alcen su beso torniquete
de sonámbula ambrosía
y nadie observe
este maravilloso cerebro que oculto
tras la minifalda
- piedra filosofal -!

El perro verde enamorado
aguarda en su rincón mirándome,
lascivos sus cabellos larguísimos
supuran tacto
para mis manos mortecinas,
y su cinturón-polla
cuelga ansiando la constelación
de mis ovarios fucsias.

Comienza el juego:
la rubia (de cinturón de hebillas)
mete caderas,
la noche tiene hambre...

“Adorada lujuria, sométeme”.
Busco la sórdida autocomplacencia:
soy la loba intelectual...
“¡Qué dulce el olor pestilente
de la carne fácil!”.
Diosa caída,
me retuerzo, serpientísima,
sobre mi ego post-fálico.
“¡Amor, amor,
qué embrujo muestras
tras el jeroglífico de un nuevo iris!”.
Rítmico devenir
en el cosmos nostálgico de Narciso:
es el infierno de la jungla.
“¡No estoy reflexionando, coño,
soy poeta!”.

“Soy la curva arabesca,
la cíngara acuedúctica,
lloro mercuriales lágrimas
y abro mi alma
al desenfreno de la vulgaridad
porque tú – amor de mi vida –
hace dos años (hubiera
dicho siempre) que no existes”.

4 comentarios:

La Maga Juglaresa de Carabás dijo...

Corregiría algunas cosas, pero hay destellos. Fue maravilloso aquel trance, y he aquí el sedimento de aquello. Besos, Lilith.

Myriam M dijo...

je,je, yo también lo corregiría, pero fue escritura automática y un momento tan bello que lo he dejado tal cual. Mil besos

negrescolor dijo...

Hola lilith! felicidades por el blog, hay que darle salida a todo esto, he?

un beso para mi escritora preferida. Pideme dibujos !!!

Myriam M dijo...

Ejem Joan, me gustaría un combate sin tregua entre un saxo y un bajo para algo que estoy pensando. ¿es mucho pedir?