sábado, 12 de julio de 2008

Auto-retrato (plano 3)




Hay días, como hoy, en los que la escritura es una necesidad vital, una compulsión insaciable... días en los que desearías escribir también con los pies, para que tu cuerpo fuese capaz de seguir la velocidad de tus ideas.




Ideas que te han empujado a volver a casa bajo la lluvia, sin importarte si te mojas, sin quitarte la ropa al llegar, sin encender siquiera el portátil fetiche, para lanzarte sobre el primer teclado libre y descargar, descargar, descargar... sin beber agua, sin mear, sin elegir banda sonora...





porque en estos momentos todo lo demás te importa una mierda...

¡Así de grata es la vida a veces!

7 comentarios:

Diego dijo...

"...de pronto, instantáneamente, en un viaje en el subte, en un café, en un sueño, en la oficina mientras revisa una traducción sospechosa acerca del analfabetismo en Tanzania, deja de ser él-y-su-circunstancia y sin razón alguna, sin preaviso, sin el aura de los epilépticos, sin la crispación que precede a las grandes jaquecas, sin nada que le dé tiempo a apretar los dientes y a respirar hondo, es un cuento, una masa informe sin palabras ni caras ni principio ni fin pero ya un cuento, algo que solamente puede ser un cuento y además en seguida, inmediatamente, Tanzania puede irse al demonio porque este hombre meterá una hoja de papel en la máquina y empezará a escribir aunque sus jefes y las Naciones Unidas en pleno le caigan por las orejas, aunque su mujer lo llame porque se está enfriando la sopa, aunque ocurran cosas tremendas en el mundo y haya que escuchar las informaciones radiales o bañarse o telefonear a los amigos." Nolo digo yo, lo dijo Cortázar. Creo que él te habría entendido. Saludos.

Anónimo dijo...

No tiene nada que ver con la escritura. Pero estás preciosa con esa cara de enferma literaria.

Te quiero!

Myriam M dijo...

Gracias Diego por tus "textos", siempre son bienvenidos en mi blog...

Mónica, para mí tiene mucho que ver con la escritura, hay veces que escribir es como un delirio maravilloso y momentos en los que uno va por la calle escribiendo en su mente sin parar, sin necesidad de papel o teclado... Así escribió Juan de Yepes una buena parte de su poesía, repitiéndola mentalmente en el agujero que tenía por prisión y mirando la rejilla del techo por donde entraba un rayito de sol...

Lo de después: la corrección, el filtraje... lo de otros días: más pausado y menos visceral, puede que sea el oficio, pero no la esencia. Para mí ambas son necesarias, pero sí tengo que elegir, me quedo con esa especie de desvarío que nada puede apagar...

Adnamarrr dijo...

y escribir y escribir, solo escribir cualquier cosa....me suena...ja,ja,ja...besos

Dejame que te cuente dijo...

.
eres preciosa...¡¡¡..
no imaginas como me gsta poner cara a mis amigos blogueros..
no sé explicarlo...pero es gratificante conoceros personalmente...

un besoo
:-)

Myriam M dijo...

Gracias Fire, la del perfil también soy yo, bueno mejor dicho Hedonia, una de mis máscaras o personajes (lo que hace una buena peluca y un poco de fantasía)

un abrazo,

Lilith

Fernando García-Lima dijo...

Gracias por el comentario, Lilith. Me ha gustado tu blog y, realmente, me he identificado la tercera foto de este post: a veces las manos se quedan cortas para expresar todo lo que se quiere decir!

Besos