Imagen de Jesús Fopiani
Rodando. Una escalera siempre se desciende rodando. Girando para sentir el dolor en todos lados. No es un hoyo. No es un túnel sin salida. Es un puñal, tras otro puñal y nada avisa. Aunque sabes que hay un golpe final, un estallido, vas inmersa en el viaje y nunca llega, el último escalón nunca llega.
1 comentario:
Por qué nos desbocamos por los peldaños de esa escalera mística que nos vieron crecer en la ilusión de llegar a Alguna Parte.
Otros, mientras tanto, se jactan de haber llegado a Ninguna Parte en ascensor o escaleras mecánicas.
Caminante, no hay camino... se hace camino cayendo por el hueco de las escaleras. Las nuestras, al menos, eran de caracol. Rotábamos y, cuchillo tras cuchillo, fingíamos bailar.
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