John Collier (1892)
Lilith, a pesar de...
Cae sobre el cinturón de herrumbre y la llave que mata el deseo.
Cae sobre la madre que camina buscando leche para el hijo muerto.
Cae sobre el campo de refugiados de la madre que camina,
y sobre todas las madres refugiadas
y las que subieron preñadas al cayuco,
el que las llevó a la orilla y el que naufragó.
Cae sobre los peces cadáveres de la costa de Canarias y de la de Cádiz
y de la de Málaga.
Cae sobre los ojos de los bañistas que fingieron huir por medusas humanas en descomposición.
Cae sobre el llanto añorado del bebé que se desprendió del vientre
ante el dolor de la impotencia.
Cae sobre el vientre de la estéril a pesar de los avances de la medicina
y sobre las que llenan orfanatos en china y ya han cumplido cuatro años.
Cae sobre la espera, la espera larguísima de la que ama lo perdido.
Cae sobre La Mujer Rota de S de Beauvoir.
Cae sobre las que amaron demasiado y se perdieron a sí mismas.
Cae sobre el maldito hombre espejo y su reflejo distorsionado.
Cae sobre Brigitte y Paula, Las Amantes, de E. Jelinek.
Cae sobre las que buscamos en la literatura una fingida vida paralela.
Cae sobre las que perdimos la conciencia del centro,
sobre las que sobrevivimos a la inercia y las que murieron en el intento.
Cae sobre las que se creyeron locas, las que lo disfrutaron
y la madre judía de A Ginsberg.
Cae sobre las que venden su sexo, las que lo alquilan o las que sufren su amputación.
Cae sobre los ojos del hombre que vio en la mujer una muñeca hinchable.
Cae sobre la venda que cubrió de objetos el alma de esa mujer.
Cae sobre la mujer que ve en su semejante a una enemiga,
sobre las que compiten por un pedazo de carroña que llevarse al sexo.
Cae sobre las heridas donjuanescas, las auto-provocadas fruto de la repetición.
Cae sobre las que perdieron el Norte y no por que quisieran
viajar hacia el Sur.
Cae sobre las enterradas por ser aprendices de top model con 30 kilos y catorce años.
Cae sobre la psicosis y la neurosis y la falta de profesionales.
Cae sobre la que quiso viajar y dio tres vueltas a su casa.
Cae sobre la que no viajó por gusto y se enterró en vida para olvidar la aldea.
Cae sobre las revistas religiosas, y la mujeres que las ofrecen en grupo.
Cae sobre el concepto de pecado, cae sobre Eva sumisa, y el hombre que borró de la Biblia a Lilith
a goterones sordos cae el agua.
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